En el siglo III d.C. Roma se enfrentaba a una crisis tanto económica como política y social. El imperio se debilitaba y los emperadores, políticamente débiles, se sucedían rápidamente.
Aprovechando la debilidad de Roma surge en la provincia de Siria una reina fuerte, Zenobia, regente de la ciudad de Palmira, que extiende su poder por la zona y provoca un cisma en el Imperio Romano.
Tras conquistar Egipto consigue crear un imperio propio, fuerte aunque efímero, entre las dos grandes potencias de la época, Roma y Persia.