Hace más de cinco mil años, hacia el 3150 a.C., Narmer, rey del Alto Egipto, conquistaba el delta del Nilo y unificaba el fértil valle del río, fundando así lo que sería uno de los imperios más esplendorosos de la Antigüedad y convirtiéndose en su primer faraón. Comenzaba el periodo dinástico de Egipto, que duraría más de tres mil años, hasta la conquista de Octavio y la asimilación de Egipto como provincia romana.
Pero antes de la llegada de Narmer y durante casi un milenio, ya se habían estado sentando las bases culturales y políticas del futuro esplendor de la civilización egipcia en lo que se conoce como periodo predinástico. Este periodo acabó en la llamada Dinastía 0 y su último rey, Horus Escorpión II: el Rey Escorpión.