A medida que la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su fin, las potencias aliadas comenzaban una carrera entre ellas para apoderarse de los enormes avances tecnológicos y armamentísticos que habían desarrollado los nazis en los últimos meses. Así, el Servicio de Inteligencia Militar estadounidense puso en marcha la Operación Paperclip.
En un preludio de la Guerra Fría, los Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética comenzaron una carrera por apoderarse de la tecnología nazi… y de los científicos que la habían desarrollado.
Más de setecientos científicos e ingenieros nazis y sus familias fueron sacados de Alemania y llevados a Estados Unidos secretamente y sin el conocimiento del Departamento de Estado estadounidense en el marco de esta operación.